Odín el creador de las runas
Sé que he estado colgado
De un árbol sobre una roca expuesta al viento.
Nueve noches enteras
herido por una lanza
Y que me he ofrecido a Odín
Yo mismo a mí mismo;
Sobre este árbol
Cuya raíz nadie sabe de dónde proviene.
Nadie me dio pan
Ni un cuerno para beber.
Miraba hacia abajo,
Me esforzaba en las runas,
Las aprendí gimiendo,
Y luego caí a tierra.
Nueve cantos eficaces
Aprendí del famoso hijo
De Bolthorn, padre de Bestla
Y he obtenido un sorbo
del preciado hidro miel extraído de Odraerer
Entonces he empezado a llevar frutos
Y a conocer muchas cosas,
Y a crecer y a prosperar mucho:
Palabra por palabra
He buscado las palabras
Hecho por hecho
he buscado los hechos
Encontrarás las runas
Y los caracteres explicados,
Unos caracteres muy grandes
Que el orador ha descrito
Y los altos poderes formado,
Y el príncipe del poder grabado.
Odín entre los asios
Pero entre los afios, Daain;
Odín como creador de las runas
Y Dvalin para los enanos;
Aesvid para los gigantes.
Grabo las runas,
Yo mismo las he grabado.
¿Sabes como grabarlas?
¿Sabes como hay que explicarlas?
¿Sabes como hay que describirlas?
¿Sabes cómo hay que probarlas?
¿Sabes cómo hay que rezar?
¿Sabes cómo hay que ofrecer?
¿Sabes como hay que enviar?
¿Sabes como hay que destruir?
Mas vale no suplicar
que pedir demasiado,
Mas vale no destruir
que destruir demasiado.
Así grabo Thund las runas
Antes del origen del hombre,
Subió donde
y luego vino..
Conozco cantos
que la mujer del rey no conoce
ni el hijo del hombre.
El primero se llama ayuda,
pues te ayudara
en las luchas y preocupaciones
Con el segundo sé
lo que piden los hijos de los hombres
que quieren vivir como sanguijuelas..
Por el tercero sé
si tengo gran necesidad
de reprimir a mis enemigos
amortiguo el filo del arma:
de mis adversarios
mi las armas ni las trampas pueden perjudicar me.
Con el cuarto sé
Si los hombres ponen
ataduras a mis miembros,
Canto de tal forma
Que puedo andar;
Las trabas se escapan de mis pies
Y los grilletes de mis manos.
Con el quinto sé
Que no veo una flecha escaparse de una mano hostil,
una flecha volando en medio de ejércitos
No puede volar tan de prisa
que no pueda pararla
Si simplemente la veo.
Con el sexto sé
Que si alguien me hiere
Con la raiz de un arbol verde
Y si tambien un hombre
Me declara su odio
El mal los destruira mas de prisa que a mi.
Con el septimo sé
que si veo una casa elevada
arder sobre sus habitantes
no ardera con tal furia
que no pueda salvarla,
Si este canto puedo yo cantar.
Con el octavo sé
Lo que a todos
Nos es útil conocer
Allí donde el odio se levanta
Entre los hijos de los hombres
puedo enseguida apaciguarlo.
Con el noveno sé
Que si tengo la necesidad
De salvar mi barca del agua,
Puedo sobre las olas
Calmar el viento
Y adormecer el mar.
Con el décimo sé
si veo la mujer de los trolls
jugando en el aire,
Operar de tal manera
Que abandonen su forma
Y su espíritu.
Con el undécimo sé
Si tengo que conducir
A antiguos amigos al combate,
Grabo runas en sus escudos
Y con poder van
Sanos y salvos a combate
sanos y salvos de él vuelven
Con el duodécimo sé
Si veo sobre un árbol
Un cadáver balanceándose a una cuerda
Puedo escribir de tal forma
Y describir en runas,
Que el hombre andará
Y hablará conmigo.
Con el decimotercero sé
que si vierto agua
sobre un joven
no sucumbirá
aunque vaya a la guerra;
Este hombre no caerá ante la espada.
Con el decimocuarto sé
Si en la sociedad de los hombres
debo enumerar los Dioses,
Los asios y los alfios,
conozco las distinciones de todos.
pocos son capaces de hacerlo.
Con el decimoquinto sé
lo que el enano Thodroerer canto
antes las puertas de Delling.
cantó la fuerza de los asios
la prosperidad de los alfios
la sabiduría de Hroptatyr
Con el decimosexto sé
si deseo poseer
el favor y el afecto de una modesta virgen
cambio de alma
de la doncella de blancos brazos
y doy vuelta completa a su espíritu.
Con el decimoséptimo sé
que esta joven virgen
me evitará contra su corazón.
Estos cantos, Lodfafner
los habrás mucho tiempo necesitado,
no obstante pueden ser buenos, si los comprendes,
Y provechosos, si los aprendes.
Con el decimoctavo sé
Lo que jamás enseñó
a virgen, mujer u hombre
Excepto a aquella, la única,
Que me abraza entre sus brazos
O es mi hermana.
Ahora están contados
los cantos de Muy Alto
En el palacio de Muy Alto.
Todos útiles a los hijos de los hombres
pero inútiles a los hijos de los gigantes.
¡Salud a quién los ha cantado!
¡Salud a quien los conoce!
¡Pueda quien los haya aprendido sacarles provecho!
¡Salud a los que los han escuchado!
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